junio 27, 2012

INCOHERENCIA.

¿Porqué hemos de tomar la vida de todas las formas posibles y muchas de ellas sin peso ni seriedad y sólo otorgar peso y seriedad al final, en la muerte?

Que tenemos toda una vida para tomarnos en serio las cosas. Para valorar a quién amamos, para entender quienes somos y entonces porqué parece que sólo nos hemos de sentir iluminados y conscientes cuando llega la muerte, cuando es el fin? El fin que no tiene la esperanza que marca la vida, el fin que no tiene retorno ni acepta disculpas, más bien salda tus cuentas pendientes.

Porqué debemos llevar la estúpida inconsciencia hasta el penúltimo acto?
Si cada día de nuestra vida fue una buena oportunidad.

En pasado pero es presente.

Un día conocí a alguien muy humano, una persona llena de solidaridad y valor.
Una persona con defectos superables y más virtudes nobles, alguien que me daba esperanza,
me decía que no me pusiera dura ante la hostilidad de las personas y que la justicia no la hace el hombre sino la vida. Que cuando alguien trate de liberar conmigo sus cargas lo haga y un halo de comprensión siempre me proteja de sus efectos. Alguien que dejaba que mis ideas fueran escuchadas, entendidas, acompañadas y se tornaran con sentido porque ese alguien las comprendía y las alentaba. Alguien que creía en mi siempre, hasta cuando fallaba y me decía que el equivocarme me hacía sabia. Alguien que mantenía mi corazón tibio entre sus manos y me hacía sentir que pertenecía a una consciencia armónica del universo que no sentía aquí y siempre deseaba que fuera feliz, que la llama que el viento parecía apagar se avivara. Me pregunto si algún día encontraré a esa persona que no sea yo.