El último día llegará para ésta alteración del uno
que nos enseñó, de la que aprendió incluso en la reproducción de los días
el nacimiento de los colores gravitando en el mismo sol
y las chispas centelleantes dentro del corazón del hombre
la lava de su sangre
las miles de formas de mirar de sus ojos
contemplando el misterio del que forma parte.
Y cuando llegue ese día la inocencia será liberada,
los laberintos se quedarán encerrados en el espacio sin tiempo
el fluir ilimitado se quedará sin el alma que lo reconocía
en su existir.
Entonces ya no habrá llanto
ni dolor, ni sufrimiento de existir.
Se desvanecerá con ello, la parte del universo que tocaba los sueños,
que vivía de los sueños
que amaba soñar
no más nostalgia ni creaciones de tu inspiración,
con ello te llevas el lenguaje que te nombraba,
que se esforzó hasta el fin de los tiempos por alcanzarte
y creyendo en una noción que no fue ni en una millonésima parte tu capacidad
la más alta inteligencia sin nombre,
sin pensamientos
sin voz.
A.R. Inspirado del siguiente fragmento de "Himnos de la noche"-Novalis
"...–de las cimas de mi antigua beatitud–, llegó un escalofrío de crepúsculo, y, de repente, se rompió el vínculo del nacimiento, se rompieron las cadenas de la Luz. Huyó la maravilla de la Tierra, y huyó con ella mi tristeza –la melancolía se fundió en un mundo nuevo, insondable ebriedad de la Noche, Sueño del Cielo–, tú viniste sobre mí el paisaje se fue levantando dulcemente; sobre el paisaje, suspendido en el aire, flotaba mi espíritu, libre de ataduras, nacido de nuevo. En nube de polvo se convirtió la colina, a través de la nube vi los rasgos glorificados de la Amada –en sus ojos descansaba la eternidad–."
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